Nació en Shefield (Inglaterra) el 18 de octubre de 1877 y falleció en Santiago del Estero (Argentina) el 24 de Julio de 1947, a la edad de 69 años. Hoy un colegio lleva su nombre. Las familias de miles de cristianos evangélicos que hoy viven en diferentes zonas de nuestra provincia recibieron el mensaje de Cristo por primera vez gracias a la obra misionera de ese hombre, de quien se cumple un aniversario más de su muerte terrenal. Se trat Don Alfredo Furniss.
Cuando él llegó a Santiago, esta ciudad contaba con poco más de 20 mil habitantes. El 86% por ciento de la población de la provincia vivía en zonas rurales. La tasa de analfabetismo era del 66 por ciento frente a un 35 por ciento del país. La ciudad contaba con alrededor de 50 abogados, poco más de 20 médicos, y un número más bajo de ingenieros, procuradores, farmacéuticos y profesores. Era una sociedad pequeña y de características rurales. Furniss era un hombre de baja estatura, delgado y con voz firme. Llegó a estas tierras, con el solo objetivo de predicar el evangelio en la provincia. Se sabe que fueron en los primeros días de junio de 1907, cuando este misionero inglés, junto al señor Castels, pisó suelo santiagueño.
Ya instalado aquí, hubo de sortear enormes dificultades durante su larga estadía. Según algunos cronistas, la primera noche en la cual Alfredo Furniss predicó el evangelio en la ciudad fue el 15 de junio de 1907 en un local de calle Libertad 523, a metros de la plaza principal. Entre los asiduos asistentes a esas primeras reuniones, se encontraba un grupo de estudiantes del Colegio Nacional, quienes le causaron demasiados dolores de cabeza a Don Alfredo… Es que ante una sociedad católica y conservadora, la tarea que llevó a cabo el misionero inglés fue recibida con indignación y enojo por parte de los vecinos. En aquellos tiempos no ser católico era una afrenta a la sociedad en que se vivía. Así fue que estos jóvenes se acercaban al lugar de reunión para arrojar sobre el techo piedras, tomates y otros objetos contundentes con el objetivo de perturbar la predicación del misionero inglés. También gritaban, o hacían cualquier cosa que impidiera que las personas pudieran escuchar el mensaje. Otro de los malos momentos que pasó fue cuando lo llevaron preso. Lo encarcelaron habiéndolo acusado de causar disturbios, cuando en realidad, eran los vecinos quienes provocaban los desórdenes.
Sin embargo, a pesar de las grandes adversidades con las que se encontró, Furniss no claudicó. Siguió evangelizando no sólo en la ciudad de Santiago sino en el interior de la provincia. Dejó fundadas decenas de iglesias en la campaña santiagueña. Con la ayuda que le enviaron desde Inglaterra, Alfredo Furniss compró en el año 1909 una pequeña propiedad en el lugar en donde hoy se erige la Iglesia Evangélica de calle Salta 433. Gracias a sus habilidades manuales, Furniss junto a otros colaboradores lograron acondicionar el edificio. Después, casi 40 años más tarde, el 13 de diciembre de 1947 fue inaugurado en el mismo lugar, un nuevo salón con capacidad para más de 400 personas. Furniss no puedo ver el edificio terminado ya que murió pocos meses antes de la inauguración.
Un hito importante en la obra evangelística de Furniss fue el acercamiento que tuvo con la comunidad sirio-libanesa. Hacia fines de la década del veinte un grupo de árabes ortodoxos se convirtieron al evangelio. Así se fueron ganando miembros de dicha comunidad para la Iglesia Evangélica de las Asambleas de los Hermanos Libres
Pedro Mulkì alguna vez escribió de Furniss: “su temple firme y sin doblez era característico en su persona, granjeándose el respeto y cariño. Inquieto como el solo, se encontraba en todas partes utilizando, en los primeros tiempos, un caballo, luego una bicicleta. ¡Cuántas noches lo sorprendieron a la orilla de las vías del ferrocarril, esperando combinaciones de los trenes! Luego Dios le concedió una chatita, que él mismo la carrozó a su manera; todo de lata, y cubierto de leyendas que su mano de artista dejó estampadas”.
Mario Mulki dijo de él: “Era un hombre extraordinario y tenía entre tantas cualidades, un estudio avanzado de arquitectura, era decorador y además, antes de salir de Inglaterra recibió lecciones de medicina; ya que cuando partía de su país, podía llegar a estar en medio de una selva, por lo tanto necesitaba de este tipo de conocimientos”.